¡ciegas las calles que no te han visto
correr carabineros, apedrear edificios!
¡la muerte te ha vuelto loca de furia linda, venosa!
y en esa piedra que arrojas viaja la belleza
suspendida, trabajosa, transpirante
de ella aprendes y por ella nos haces suspirar
en la plaza, en la avenida, frente al palacio de la moneda
en el almuerzo familiar, en el escritorio de estudio
explotada, agotada, yéndote a dormir,
cubriéndote el rostro con el pasamontañas,
garabateando en un papelito una luz de inocencia
te amo, te creo, a tu lado arrojo otra piedra
¿acaso te llamará por teléfono el presidente de la república?
¿tendrá fantasías contigo Strauss-Kahnn?
¿sabrán todos los perversos que los combates y a mí
me quitas la ropa, de noche
y a la mañana me explicas porqué no cabes en una cama?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario