Una tarde te trajo la revolución
la bailabas y como un animalito laborioso
ella recorría tu sangre y dibujaba tu cuerpo
¡rosa blindada! ¡Geisha de los pobres!
y te besé bien entrada la noche
Esa noche que no hizo frío ni miedo
dormimos juntos, muy juntos
y así es como moriremos, dije
empuñando el mismo fuego
si puedo hacer que me quieras
hasta el fin de la pobreza y después
Pero llegó la mañana y te fuiste
no sin antes llenarme la boca de flores
no sin ese último beso tembloroso
que aún me muerde.
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"y así es como moriremos, dije
ResponderEliminarempuñando el mismo fuego"
una muerte compañera...
increíble, como siempre..